miércoles, 26 de octubre de 2011

Las piramides de egipto


LA ESFINGE Y LA GRAN PIRÁMIDE DE GIZHÉ
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Aquel día habrá un altar de Yahveh en medio del país de Egipto y una estela de Yahveh junto a su frontera. Estará como señal y testimonio de Yahveh Sebaot en el país de Egipto..
ISAÍAS
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Las pirámides de Egipto y la Esfinge son sin lugar a dudas, el mayor enigma de la humanidad, y el día en que podamos entender su real significado e importancia, daremos un paso gigantesco hacia el futuro, pues también entenderemos el pasado. Acá te invitamos a conocer más de este tema, con este espectacular documental, que explora todas las posibilidades.
Parte 1

 Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
¿Quien creo semejante monumento?
"El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides"
(Proberbio árabe)

La frase se pronunció el 21 de julio de 1798. Durante la batalla que enfrentaría a las tropas francesas y a los mamelucos, Napoleón exhortó a sus soldados con aquel mítico "¡cuarenta siglos os contemplan!". El general se refería, naturalmente, a la edad de la más grande de las tres pirámides de la meseta de Giza, a las afueras de El Cairo. La única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie... Más de doscientos años después, los egiptólogos están casi convencidos de que la fecha dada por Napoleón en su conocida arenga es fundamentalmente correcta. En efecto, la Gran Pirámide de Giza, un monumento que originalmente superó los 146 metros de altura -el equivalente a un edificio moderno de 40 plantas-, fue levantado en tiempos del faraón Keops, de la IV Dinastía, hacia el 2500 a.C. Pero no todos están de acuerdo en esa cronología. En el siglo 25 antes de nuestra Era, sin ruedas ni poleas, ni grúas o máquinas de ninguna clase, un grupo indeterminado de obreros movió la friolera de más de dos millones de bloques, de pesos comprendidos entre las 2,5 y las 60 toneladas. Y no sólo eso: sin brújula -no existía-, orientaron sus cuatro paredes a los cuatro puntos cardinales con una precisión pasmosa; sin hierro practicaron agujeros que parecen hechos con un taladro en los que al examinar las muescas se ve que cada vuelta de torno profundizaban en el granito hasta doscientas veces más que lo que lograríamos nosotros hoy con un taladro de punta de diamante; y sin instrumentos ópticos orientaron algunos canales internos hacia la posición que ocupaban estrellas como Sirio, Zeta Orión o Alfa del Dragón, muy importantes dentro del contexto religioso egipcio. Esos y otros detalles evidencian que los constructores de la Gran Pirámide poseían unos conocimientos científicos que los expertos dudan en conceder a los primeros egipcios. ¿Y entonces a quién? La falta de pruebas concretas sobre la autoría de este monumento, en el que no se han encontrado grandes inscripciones con el nombre del faraón que las levantó, han dejado el terreno abierto a la especulación. A atlantes, extraterrestres y hasta al mismísimo patriarca José de la Biblia se les ha atribuido la construcción de este edificio... sin pruebas. En realidad, tratándose de la Gran Pirámide, casi no hay pruebas de nada.

¿De dónde procede el saber para construir la Gran Pirámide?
Por ejemplo, por raro que parezca, nunca se ha encontrado la momia de un faraón dentro de una pirámide. Es más, cuando se ha encontrado el ajuar funerario -los tesoros-, no había cuerpo, e incluso cuando se la localizado alguna cámara sepulcral intacta en una pirámide, el sarcófago ¡siempre estaba vacío! ¿Por qué? Algunos expertos creen que las pirámides nunca sirvieron como tumbas, sino como templos iniciáticos. Se apoyan en anomalías tales como que el faraón Snefru (el padre de Keops) se construyó tres pirámides (¿para qué querría tres "tumbas"?), o que el simple hecho de levantar un monumento tan llamativo como una pirámide era un reclamo irresistible para los ladrones de tumbas. En 1994, un ingeniero angloegipcio, Robert Bauval, propuso una idea genial. Se dio cuenta que las tres grandes pirámides de la meseta de Giza estaban distribuidas sobre el desierto de manera idéntica a como estaban las tres estrellas del "cinturón" de la constelación de Orión.
Estudiando los llamados Textos de las pirámides, Bauval descubrió, además, que para los antiguos egipcios Orión era el equivalente celestial del dios Osiris, y su "cinturón" era lo que los egipcios llamaban el Duat, una especie de "puerta" por la que el alma del faraón debía pasar para llegar al Amenti, al más allá. ¿Era tan ilógico creer que quien levantó las pirámides lo hizo pensando en construir sobre la tierra una réplica gigante de la "puerta" al más allá para el faraón?
Los últimos estudios demuestran que, en efecto, las pirámides eran una especie de "máquinas astronómicas", lo que convierte el enigma en más irritante si cabe. ¿De dónde obtuvieron los egipcios esa precisión astronómica? ¿Y matemática? No olvidemos descubrimientos como el que hizo en el siglo pasado John Taylor, al demostrar que el perímetro de la pirámide dividido entre el doble de su altura equivale a 3,1416... el número pi. Pero, según nos enseñaron en el colegio, pi ¡lo descubrieron los griegos siglos más tarde!
Las pirámides se construyeron en Egipto sólo durante un corto periodo de su historia, entre la III y la XII dinastía aproximadamente. Pues bien, según cálculos de Joseph Davidovits, durante el Imperio Antiguo (apenas de siglo y medio de duración) se utilizaron sólo en la Gran Pirámide casi dos millones de metros cúbicos, en las tres pirámides de Snefru 4 millones, y en la de Kefrén otros dos. En el resto de la historia de Egipto, combinando el Imperio Nuevo, el tardío y el ptolemaico, apenas se alcanzó una cifra de metros cúbicos de 4 millones. ¿Hay o no hay un misterio en esa efervescencia constructora del periodo de las pirámides? ¿Qué pasó después para que se abandonara tanta actividad?




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